Queridos Catequistas,

ante todo recibid mi saludo en el amor de Jesús nuestro amabilísimo Señor junto al saludo del Consejero General Piero Roggero quien vino a vosotros para compartir algún tiempo los mismos idea les y el mismo amor hacia Jesús Crucificado y hacia la Virgen Inmaculada.

Os traemos también un saludo particular del Presidente General Leonardo Rollino quien os tiene siempre presente asì como la Casa de Caridad encaminada también entre vosotros en Arequipa y que vosotros con no poco empeño estais llevando adelante en sus primeros pasos.

Para mi ésta es la kiinta vez que llego entre vosotros y puedo afirmar que aquì me hallé siempre a mis anchas como en familia, pues un mismo amor e ideales nos unen.

Nuestro Fundador pedía a los Catequistas se amasen siempre y todos; haciendo suya la invitación de Jesús les pedía que aunque fuesen esparcidos en todas las partes del mundo, tuvieran un solo corazón y una sola alma.

Nosotros todavía no somos esparcidos en todas las partes del mundo, pero en nuestra pequeñez esta comunión ya existe y de ello le damos gracias a Dios.

Evidentemente esto no le gusta al demonio, el divisor por excelencia, quien se esfuerza y se esmera buscando crear discordias y divisiones.

Por desgracia nos es dado comprobar cuan nefasta sea su acción disgregadora en el seno de las Familias, en las Congregaciones y en las Órdenes religiosas, en los Institutos Seculares, en las Asociaciones, en los Movimientos.

Esta es la recomendaciòn de Jesús para los Catequistas, consignadas por Fray Leopoldo en sus escritos: "La orden que nacerà se cultive ante todo por la piedad, por la recíproca asistencia y humildad, por la actividad y grande modestia y mucha caridad fratemal: en unión con Jesús Crucificado llevar la cruz con gozo" ( Jesús, 29-8-1908 )

La comunión, la armonìa, la humildad, la unidad, el esmerarse el el aprecio recìproco y la fuerza del perdón no se improvisan sino que son un Don del Espíritu Santo para quien se deja modelar por El con docilidad total.

El cuidado y la vigilancia piden que haya un crecimiento en la vida interior empezando por la devota participación a la Eucaristía positilmente diaria, y luego la meditación y la contemplación de las llagas sangrantes y gloriosas de Jesús.

La fidelidad al Señor en estos ejercicios de piedad permitirá a los Catequistas de habitar en el corazòn de Jesús endonde con la confianza de los niños podrán pedirle que les dé su propio corazòn para amar al Padre y a los hermanos como El los ama.

Las situaciones ambientales y geográficas no siempre permiten a los Catequistas hallarse juntos con frecuencia, pero esto no perjudica a la comunión fraternal y a la unidad en Jesús si todos habitamos en su corazón, y si en cada uno de nosotros pulsa el amor de Jesùs.

Estamos cercanos, como sabies, a un grande acontecimiento:la probaciòn definitiva de nuestras Constituciones. Ellas son para nosotros el modo concreto de traducir en la vida la enseñanza de Jesùs, el camino para hacernos santos.

Preparémonos para esta Asemblea con una oración ferviente para que el espíritu Santo peda operar entre nosotros sin ostàculos ni divisiones, para que permanezca salda entre nosotros la comunión, reine la serenidad y la paz entre todos.

La oración es el respiro de la vida de los Catequista, el ritmo de su existencia, es el medio para permanecer unidos a Dios y pedirle todo lo que necesitamos; es nuestro reclinar la cabeza sobre el pecho de Jesús y pedirle habitar en su corazón para llegar a pensar, amar y hacer cada cosa como la harìa El en nuetro lugar.

Pidamos a El la gracia de ir a la Asamblea totalmente abiertos a la acción le la gracia y que nos dé el ardor y el valor de nuetros santos fundadores y la abundancia de su Espíritu quien como una ola regeneradora se derrame sobre los miembros de la Asamblea y sobre toda la Unión.

Sabemos que el Espìritu Santo se derrama sobre los hombres sòlo en proporciòn a su docilidad a El: empeñemos por lo tanto a ser como un cuerpo muerto en sus manos, asì que El pueda modelar nos como quiere y no halle nunca en nosotros la falta de caridad fraternal: esta carencia serìa como un càncer que divide y mata.

Este es el proyecto del demonio: destruìr la Unión, y los puntos de apoyo de que se sirve son nuestros puntos débiles; él se sirve de ellos para crear sospechas, confusión y divisiones.

Seamos atentos y vigilantes y quedamos fortes en la fe y en el amor.

Sólo si reinarà entre nosotros un amor siempre màs puro, podremos permitir al Espíritu Santo de santificarnos y nos haremos capaces de proferir palabras que lleguen al corazón de nuestros hermanos y ellos nos escucharàn.

San Juan Bautista de La Salle, el Venerable Hermano Teodoreto y Fray Leopoldo intercedan por nosotros y nos ayuden en el empeño de nuestra docilidad al Espìritu para llegar a ser santos y para prepararnos a acoger a los nuevos hermanos y las nuevas hermanas que el Señor nos mandarà numerosos si entre nosotros habrà humildad, amor, unión, concordia y perdón dado y recibido.

Que todo esto se realice es el augurio que os hacemos con cariño fraternal.

ara que Jesùs viva siempre en nuestros corazones y en el corzòn de nuestros hermanos.