Santo Rosario

N° 21 - Octubre 2002

Queridos amigos,

en este mes de octubre somos llamados a rezar de manera particular con el Santo Rosario, como fue recomendado por el Santo Padre y por la misma María Santísima a los Beatos Francisco y Jacinta de Fátima y a muchos otros. María nos repite todos los días: "Rezad el Rosario y tendréis la paz".

¡Verdaderamente confiemos en la Madre del Redentor y nunca seremos desilusionados!

Francisco y Jacinta

" Dos llamas que Dios ha encendido para iluminar la humanidad "

En Fátima, el 13 de mayo de 2002, Papa Juan Pablo II subió a los honores de los altares poniéndolos entre los "beatos" dos niños que, con su prima Lucía que aún vive, en 1917 vieron a la Virgen recibiendo de Ella un mensaje dirigido a la Iglesia y a la humanidad.

Se trata de FRANCISCO y JACINTA MARTO, nacidos en Aljustrel, cerca de Fatíma, el 11 de Junio de 1908 y el 11 de Marzo de 1910.

De sus padres, humildes campesinos, reciben su primera educación cristiana y aprenden a rezar.

Los dos hermanos se llevan bien y, aún siendo niños, acompañan a su prima Lucia a pacer las ovejas.

Su lugar preferido es la Cova de Iría donde, mientras los animales pacen, ellos pueden jugar, decir "rápidamente" el Rosario, sonar el caramillo, construir casitas con las piedras, disfrutar del aire y del sol.

El Cielo se abre

Eran niños muy normales, buenos y listos para recibir Dios en sus almas.

En el terrible año 1917, mientras la guerra ensangrenta el Europa de 4 años y en Rusia Lenin está preparándose a desencadenar la revolución comunista, que causarà millones de muertos y representará la más grande negación de Dios que la historia haya conocido, el 13 de mayo, a mediodía, la Virgen aparece a los niños de Aljustrel en la Cova de Iría: "Vine para pediros que viniérais aquí todos los meses, hasta octubre…

¿Queréis ofreceros a Dios, listos para padecer todos los sufrimientos que Él querrá, en corrección de los pecados con que Él es ofendido, para obtener la conversión de los pecadores?".

Francisco, Jacinta y Lucía responden: "¡Sí, lo queremos!".

Sus vidas cambian. El día 13 de todos los meses los tres pastores van a la cita con la Virgen.

Ahora tienen un solo deseo: hacerse santos y salvar muchas almas.

Por este motivo multiplican los Rosarios a la Virgen, las mortificaciones, aceptan padecer hambre, sed y escarnios.

El 13 de Junio de 1917, la Virgen dice: "Dentro de poco tempo cogerè conmigo a Francisco y a Jacinta.

Por el contrario tú, Lucía, te quedarás aquí por mucho más tiempo.

Jesús quiere servirse de tí para establecer la devoción a mi Corazón Inmaculado.

A quien la practicará, prometo la salvación eterna".

El 13 de Julio de 1917, la Virgen pide: "Sacrificaos para los pecadores y decid a menudo, hiciendo unos sacrificios O Jesús, es para tu amor, para la conversión de los pecadores, en corrección de las injurias hechas contra el Corazón Inmaculado de María".

La Virgen les muestra el infierno "como una mar de fuego que acoge las almas de los pecadores.

Pues si hacéis lo que voy a deciros, muchas almas se salvarán y llegará la paz".

La Virgen profetiza otra guerra, si los hombres no se convertirán, la Rusia comunista que difunde sus errores por el mundo, persecuciones y sufrimientos por la Iglesia y por el Papa.

Como sabemos, todo se ha cumplido a la letra.

En fin, deja "un tercer secreto" que ahora va revelándose: un gravísimo atentado al Papa, sufrimientos y pruebas por la Iglesia…

Sin embargo, aquel día Ella dejó también una promesa: En fin mi Corazón Inmaculado triunfará".

Esta es la única esperanza de este tiempo nuestro, la esperanza que nos permite que no nos rendamos ni en frente a las situaciones más difíciles.

En los días siguientes, el 13 de agosto de 1917, Francisco, Jacinta y Lucía son encarcelados por el alcalde de Vila Nova de Ourem y por voluntad de las autoridades masónicas.

Los niños resisten ante las amenazas más terribles, listos para morir mártires en nombre de Jesús y de la Virgen.

El 13 de octubre de 1917, en frente a 100.000 peregrinos, la Virgen explica: "Yo soy la Virgen del Santo Rosario…

Quiero que se construya una capilla en mi honor.

Rezad todos los días el Rosario.

Es necesario que los pecadores se conviertan y pidan perdón a Dios por sus pecados y no ofendan más a Nuestro Señor, que ya es muy ofendido".

Por la salvación del mundo

Después de la celeste aventura, Francisco se empeña a rezar muchos Rosarios.

Se hace más silencioso y prefiere apartarse rezando a solas, insaciable de sacrificio y de oración: "Me gusta rezar y pensar". "Pienso en Nuestro Señor, tan triste a causa de muchos pecados. ¡Si yo pudiera consolarlo!".

Su alma está llena de un íntimo y profundo regocijo: "Dentro de poco iré a ver a Jesús".

En la espera, su alegría más grande consiste en estar horas ante al Tabernáculo "haciendo compañía a Jesús escondido".

Jacinta hace penitencia para la conversión de los pecadores.

Como Francisco, ofrece a la Virgen muchos Rosarios.

En una visión, Jacinta ve el Papa que llora, en medio de muchos que lo insultan, gente que tiene hambre y reza junto al Papa.

Desde aquel día, ella ofrece oraciones y sacrificios y su vida misma al Papa.

El futuro dirá cuánto la niña tuviera razón.

El 23 de diciembre de 1918, Francisco y Jacinta se enferman de "española".

Siguen sufriendo y ofreciendo todo para consolar a Nuestro Señor y convertir a los pecadores.

El 4 de abril de 1919, después de la confesión y de la Comunión, Francisco dice a su madre: ¡Mira que bella luz, cerca de la puerta!". Es María Santísima que está recogiéndolo.

Jacinta, en el verano de 1919, transcurre unas semanas en el hospital de Vila Nova de Ourem y vuelve a su casa con una grande llaga en el pecho.

Con paciencia, responde a los visitantes: "No ofended más a Nuestro Señor. Muchas almas van al infierno porque no hay quien reze y se sacrifique para ellas… Si no ofendiéramos al Señor, las guerras no existirían".

La Virgen a menudo viene a hacerle compañía y deja mensajes actualísimos a la humanidad: "Los pecados que mayormente ofenden a Nuestro Señor y que llevan las almas al infierno son los pecados impuros.

Llegarán unas modas que mucho ofendarán al Señor.

Los que sirven a Dios ( curas, religiosos, buenos cristianos… ) no deben seguir las modas.

La Iglesia no tiene modas. ¡Jesús es siempre lo mismo!"

El 10 de febrero de 1920 Jacinta es hospitalizada en Lisbona para ser operada: "La Virgen me ha dicho que - recuerda - después de haber padecido mucho, moriré a solas, pero no debo tener miedo, porque Ella vendrá y me llevará al Cielo".

Después de la operación al pecho, sus sufrimientos son terribles, pero ella repite: "Mi Jesús, ahora puedes convertir muchos pecadores, porque yo he padecido por tu amor".

La Virgen llega y todos sus dolores desaparecen.

El 20 de febrero su cara se hace bellísima, como la de un ángel.

La Virgen mantiene su promesa.

Paolo

Mientras rezábamos el Santo Rosario, María dijo: "¿Para quién estás rezando?"

Madre Santa de Dios, rezo a Usted para que todos los pobres pecadores, todo el mundo, por Vuestra intercesión y con Vuestra Gracia, se acerque a Vuestro Divino Hijo Jesús.

"¡Los que rezan para los pobres pecadores, ponen a salvo su alma!"

"Rezarás siempre el Santo Rosario para la conversión de los pobres pecadores; ¡la gracia vendrá!"

( Fray Leopoldo, Diario, 4 de marzo de 1914 )